Charlando con Maribel Requena, el alma de Servinalopó

Hace unos días, el rotativo local Valle de Elda, publicó un artículo basado en una entrevista realizada a Maribel Requena. Ante todo, quisiéramos agradecer a la redacción de dicho periódico, su interés y cortesía. Unos días más tarde, nos reunimos para comentar algunos detalles de aquella entrevista. Y, charlando con Maribel Requena, el alma de Servinalopó, surgieron las siguientes líneas.

Y ¿Qué hacías tú en Venezuela?

Tenía 14 años. Por motivos familiares, pase un año allí. Cuando empezaba a salir, ya tenía mi medio novio, mis amigas, mi vida, y de pronto… A Venezuela, ahora, se puede ir todas las semanas. Entonces, había un vuelo cada tres meses. Así que, fue como el que se va a La Luna. No lo pasé muy bien. Pero aquí está Maribel, para aguantar lo que haga falta.

A la vuelta a España, tengo entendido, empezaste en el mundo laboral, en una empresa dedicada al mundo del calzado.

Mi padre tenía una empresa de calzado. Yo empecé allí, a hacer mis pinitos, y luego me marché a trabajar a una empresa independiente, pero también del calzado.

Pero ¿una empresa de fabricación?

Sí, sí.

¿Cuánto tiempo?

Desde los 16… de eso hace 13 años. Y en diferentes empresas.

¿Siempre relacionadas con el mundo del calzado?

Si. El mundo del calzado siempre ha sido muy inestable. Y cambié de empresa por diferentes circunstancias. Por cierres, porque ya no había trabajo, etc.

Al parecer, aquello que motivó que decidieras crear tu propia empresa, fue la crisis económica del 2008. Que, por otro lado, motivó el cierre de muchas empresas.

Si. Por aquella época, hubo varias crisis que afectaron al mundo del calzado, y una de ellas, fue la del 2008. Pero fue antes, porque justo cuando cree la empresa, comenzó la crisis del 2008. Que, yo no sabía de qué estaban hablando. Me enteré luego, claro. Es que, el calzado ha sufrido muchas crisis. Luego, hubo muchos intervalos en el mismo año, en los que estuve sin trabajo. Cambios de temporada, le dicen. Pero, soy una mujer muy activa, y no podría estar cruzada de brazos.

Entonces, entre mi marido y yo, comenzamos a pesar en montar una empresa. Alguien me sugirió el modelo de negocio de servicios. Y, a mí me gustó la idea. A mí me gusta el contacto con la gente, con las personas mayores, con ese lado más humano.

Y lo de la limpieza, yo creía que lo había entendido. Hasta que luego me documenté y formé por mi cuenta. Pero Servinalopó no es una empresa solo de limpieza. Es una empresa que abarca muchos servicios.

¿Y cómo empezó Servinalopó?

Pues verás, el segundo día de abrir la empresa, sonó el teléfono. Yo estaba sola aunque, en esos momentos, venía una amiga a ayudarme. Pero recuerdo que, justo aquel día, estaba yo sola. Teníamos dos teléfonos, en dos despachos distintos.

Al coger la llamada, del otro lado, “alguien” dijo “¿Hablo con Administración?”. Y yo respondí que sí. “Es que quiero realizar una contratación y quiero que me pase con la persona encargada”, respondió. Y yo le dije “Sí, sí, claro. Ahora le paso.” Colgué el teléfono, y me fui al otro despacho. Y volví a descolgar y dije: “Sí, dígame”.

Entonces, aquella persona comenzó a contarme “Mire, le llamo desde el Ayuntamiento de Elda. Alguien nos ha pasado una tarjeta de su empresa. Verá, vamos a inaugurar el Parque del Zapatero, con columpios nuevos, y necesito cinco payasos”.

Y yo “Claro, claro. Tomo nota”. A mí, ya me temblaban las piernas.

Y anoto… “cinco payasos… ¿Dígame para cuándo?”

Y me dice, “Pues, para pasado mañana.” Y de pronto me pregunta “¿Ustedes tienen este servicio?”. Y, es que, claro, yo me quedé en blanco. No sabía ni que decir. Pero reaccioné y respondí “¡Claro! Cinco payasos… pero dígame ¿Tienen que ir disfrazados?”

Y me dice “No, no. Pueden ir con los uniformes que usted tenga. Pero es si, que hagan globoflexia, que pinten caras, otro que cuente cuentos a los niños que vengan a la inauguración de los columpios…” Y yo, “Por supuesto, estoy tomando nota. Dígame ¿para qué departamento?”

“Para el departamento de Fiestas, Obras y Servicios”. Y yo digo “Muy bien. ¿Por quién tengo que preguntar para presentar el presupuesto?”. Me da una dirección de email y demás. Pero antes de colgar, vuelve a preguntarme “Pero ustedes… este servicio ya lo han hecho antes ¿verdad?” Y yo le digo “¡Claro!”.

Cuando termina la conversación, llamo a mi marido y le digo “Juanjo, te estoy buscando unos zapatones y una nariz de plástico, porque necesito cinco payasos para pasado mañana. Contigo y conmigo, ya somos dos. Y hay que contratar a tres más…”

Y allí estuvieron los cinco payasos. Yo me libré.

Entre risas, escuchamos la anécdota que nos relataba Maribel. Pero, por graciosa que fuera, refleja sin lugar a dudas, su temperamento resolutivo y su capacidad para enfrentarse a las situaciones más inesperadas, con total profesionalidad.

¿Hay alguna otra cosa más, que te hayan pedido, que tú hayas dicho “Qué va, esto es imposible”?

Es que yo, nunca he dicho eso.

¿Y qué cosas te han pedido que no eran propias de una empresa de servicios? ¿O que no cubriera alguno de los departamentos de Servinalopó, pero tu tuviste que hacer algo?

Bueno, pues en una ocasión, me preguntaron si arreglábamos persianas. Yo le dije que sí. Le tomé los datos, y llamé a un chico que, yo sabía que, se dedicaba a esto. Se lo envié, y listo. Servicio hecho.

Queda clara, Maribel la predisposición de Servinalopó, de hacer más fácil la vida a las personas. Pero, a pesar los múltiples servicios que cubre Servinalopó, esa no era la idea original ¿Verdad?

Cuando monté la empresa, mi idea era ofrecer servicios. Pero, yo tenía claro, casi claro, que me iba a dedicar a la limpieza. Jamás hubiera pensado, que la geriatría, me iba a ir tan bien. Ni, muchísimo menos, que tendría un hueco en mensajería, como estamos teniendo. Hueco en el ramo de cuidador de parajes, en el que promovíamos excursiones por los parajes de montañas, con personal de medioambiente, con talleres sobre la naturaleza. Un servicio que organicé y contraté yo. Fue el mismo negocio, el que me encaminó a mí, y no al revés.

En nuestra web tenemos un conjunto de servicios bien definidos. Limpieza y desinfección, geriatría y acompañamiento a enfermos. Por otro lado, también se describen en ella, los servicios relacionados con los Eventos, en los que se abre un abanico mayor de posibilidades. ¿Qué tipo de eventos has ofrecido?

Inauguraciones de cualquier tipo de negocio. Presentación de algún libro, en centros culturales. Pero, el de mayor renombre, es el de los premios Mejor Calzada. Las rutas outlet, en la que yo era la guía. Es que, yo soy algo “todo terreno”. Teníamos dos tipos de rutas turísticas. Las outlet, que estaban orientadas a la compra, y las de tipo cultural, que se enfocaban en conocer la región de Elda y Petrer. En este caso, contraté a una chica, diplomada en historia, que se encargaba de hacer de guía.

Al principio, tuviste que adaptarte a cada situación, aunque eso supusiera tener que “hacer de tripas corazón. Pero, a día de hoy, cuentas con una plantilla de unos 40 empleados ¿Sigues estando al frente de cada evento que se organice, cada vez que hay que salir a la calle?

Es que, esto varía mucho, también. Depende de la necesidad del cliente. Yo empecé con un cliente, cuyo padre necesitaba de ciertos cuidados. Y empecé con una limpiadora. Luego, hice dos clientes más. Pero, al tercer o cuarto mes, tuve un bajón, al perder dos de ellos. Por aquel entonces, llegué a pensar que me quedaba sin clientes. Pero, todavía hoy, conservo clientes que son muy buenos.

Y ¿en cuanto a tus empleados?

Ha costado mucho sudor y lágrimas, conseguir un buen equipo. El mayor problema, con el que puedo encontrarme, está en que, la relación con el cliente, la hace el trabajador/a. No yo. Una relación que, a veces, tiene sus riesgos. Pero ese, es un riesgo que debo correr.

Maribel, con cuarenta personas, con diferentes trabajos y cometidos, con diferentes personalidades y caracteres ¿Te has planteado si eres una buena jefa para todos?

Yo sé, que no soy una buena jefa para todos. Pero, ahí radica mi éxito con ellos. Porque, yo no soy su compañera de trabajo, ni su jefa. Yo tengo mi trabajo, que es dirigirlos a ellos. Yo sin ellos, no soy nada, y ellos sin mí, tampoco. Pero, lo que no voy a hacer, es tomármelo a cháchara. Esto es una cosa seria. Los clientes son lo primero, por supuestísimo.

De cara a los clientes, y en el caso de los servicios de limpieza a empresas y particulares ¿Sigue prevaleciendo que se requiera a mujeres y no a hombres?

En casas particulares, los clientes prefieren a mujeres.

Pero, ¿es a petición del cliente?

Cuando se trata de ayuda a domicilio, no ponen problemas. Pero, cuando es para limpiar, “entienden” que un hombre no sabe.

Pero eso es sexismo ¿no?

Pues sí. Pero, a los hombres que están en plantilla, están perfectamente instruidos. Es cierto que también he enseñado a mujeres, pero en el caso de los hombres, no tenían ninguna noción de limpieza. Pero, considero que, en este sentido, es un punto a su favor. Las mujeres que ya tienen experiencia en limpieza, también traen consigo sus malos hábitos. Pero los hombres instruidos desde cero, no. Los hombres que yo he puesto para limpiar, limpian superbién. Tanto o mejor que cualquier mujer.

Y en los servicios de geriatría o cuidado a enfermos ¿También reclaman a mujeres específicamente?

Por lo general, quieren mujeres. Pero, cuando el paciente es hombre, casi siempre son hombres, los que se encargan del servicio. En muchos casos, son personas mayoras, de otra generación. Y, a veces, son pacientes que sufren de alzhéimer y se ponen agresivos. Por eso, tengo a un par de chicos trabajando en estos servicios.

Supongo, que por las condiciones físicas inherentes a hombres y mujeres.

Si es un hombre el que les atienda, pues su fuerza física influye. Para levantarlos de la silla de ruedas, para llevarlos al baño. Pero ahora, en casi todos los casos de dependencia que tengo, el cliente tiene su grúa, que hace esta labor más fácil para cualquiera.

¿Hay algún servicio que te gustaría incluir en un futuro, entre los que ya dispone Servinalopó?

A mí, el tema de los eventos, me encanta. Es muy estresante, pero la satisfacción final de verlo montado y tan bonito… He hecho trabajos muy bonitos. Hice uno sobre hacer canapés en vivo, con un cocinero. También, organizar eventos con azafatas y azafatos. Con chicos y chicas jóvenes y muy guapos. Con uniformes corporativos. En la inauguración de una tienda, por ejemplo, que la clientela vea, al entrar, cómo le reciben unos chicos y chicas bien arreglados y educados, da un gran caché a la empresa que solicita estos servicios.

Pues, me gustaría reactivar eso, que me encantaba. El día previo ¡imagínate! Estaba en mil pensamientos a la vez. “Las cámaras frigoríficas están enchufadas”; “Que no se congele el cava”; “Que los canapés lleguen a su hora”. O sea, me ha pasado de todo.

Hemos hecho talleres de meditación, de yoga, de hacer galletas, de poesía, de lectura para adultos…

Si bien es cierto que, los rigores de la pandemia han influido negativamente en la ejecución de servicios relacionados con los eventos, paradójicamente, ha fortalecido los relacionados con la limpieza y la desinfección.

Sí, es cierto, ha subido.

Unas cuantas anécdotas y otras tantas risas, amenizaron aquella tarde, mientras charlábamos con Maribel Requena, el alma de Servinalopó. De esta conversación sincera, se vislumbra claramente, la calidad humana de Maribel, que se refleja en el trato que, el equipo humano que forman Servinalopó, regala a sus clientes. Resiliencia, profesionalidad, capacidad de trabajo, organización y valentía frente a las adversidades. Estos son los adjetivos que mejor definen a Servinalopó.

Y, ahora, conocemos su origen.